Informática Aplicada a la Adm. Se07 Universidad UASD

Jeffrey Omar Reyes Mat. 96-8392
Mi nombre es Jeffrey Omar Reyes Peña, estudiante de Administración de Empresas en la Universidad Autónoma de Santo Domingo. Resido en la Urbanización General Antonio Duvergé. De ahí nace la curiosidad de dar a conocer por este medio la historia de este gran patriota.

ANTONIO DUVERGE.

Antonio Duvergé es la primera espada de nuestras guerras independentistas. Desde marzo de 1844 hasta su muerte, se le ve organizando las defensas dominicanas y combatiendo sin tregua y con valor cuantas veces los haitianos penetraron por la región sur de nuestro país.

En Cachimán, en Las Matas, en Azua, en las cercanías de Ocoa, su denuedo fue muralla puesta al avance del enemigo. Él es el único oficial dominicano que penetra victorioso en territorio haitiano a la cabeza de sus aguerridas tropas. Es también de los pocos militares que jamás volvieron su espada contra sus propios compatriotas para satisfacer aspiraciones bastardas de caudillos.

Sin embargo este militar patriota sin mácula no tuvo en vida su merecida recompensa. Desde antes de nacer comenzó la adversidad a ensañarse con su vida. A raíz de iniciar el pueblo haitiano sus luchas por su liberación, sus padres se marcharon de Mirabalais abandonando todos sus bienes y se establecieron en la localidad de Hormiguero en Puerto Rico. Allí nació Antonio Duvergé.

Víctima después de la persecución que le hiciera Pedro Santana, sus méritos militares le fueron negados y finalmente tomando como argumento una calumnia fue fusilado.

Puso su pie victorioso en donde nunca lo puso Santana: en territorio que Haití retuvo después de la proclamación de la Independencia de la Republica Dominicana. Al contrario Santana, en los 13 años de guerra contra Haití, solo oyó los tiros del enemigo dos veces: en Azua, de donde se derrotó después de haber vencido, exponiendo con esto la Independencia de la República, y en Las Carreras, en donde peleó con la retaguardia de un ejército que se retiraba. Su vida heroica se inicia con los primeros combates para consolidar la Republica proclamada en el Baluarte el 27 de febrero de 1844.

Al lanzar Charles Herard su ofensiva sobre el país, Duvergé es encargado de la defensa de la región Sur. Comprende que no puede tener con éxito un choque frontal con el ejército haitiano en la zona fronteriza y decide concentrar en Azua todos los contingentes de que dispone para hacer allí el esfuerzo decisivo para contener al invasor. Pero ordena que los puestos avanzados hostiguen al enemigo antes de retirarse.

El 18 están ya todas las fuerzas comandadas por Duvergé reunidas en Azua, y los haitianos frente a la ciudad divididos en tres columnas que cubren los caminos de acceso a la población. Duvergé dispone el 19 sus tropas de manera que detengan el avance enemigo cuando llega Santana a ocupar el mando supremo del ejército.

Aproximadamente a las dos de la tarde se inicia la batalla. Las tropas haitianas que marchan por el camino de San Juan son atacadas con fuego de artillería por soldados al mando de Francisco Soñé, un veterano de las guerras napoleónicas que se ha batido en Marengo y las Pirámides.


Las tropas haitianas que intentan abrirse paso por el camino de Los Conucos son rechazadas por los fusileros de Matías Vargas, Feliciano Martínez, José Leger y Nicolás Mañón. Las que marchaban por el Barro fueron batidas por el General Duvergé causándoles grandes pérdidas y capturándoles numerosos despojos militares al obligarles a retirarse a la margen derecha del río Jura.

Mientras Santana el 17 de marzo camino hacia Azua le escribía a Abraham Cohen regándole que le solicitara tropas al cónsul francés, Duvergé se preparaba para combatir y vencer con los dominicanos sin más auxilio que su heroísmo. Como se ve el triunfo de Azua fue más un triunfo de Duvergé que de Santana.

El General Antonio Duvergé fue uno de nuestros patriotas más decorosos y valientes, quien luchó fervientemente por la liberación de nuestra isla. Fue quien estuvo al mando de las tropas dominicanas en las batallas de Azua, Las Carreras, el Número, entre otras demostrando su gallardía y su ideología de Independencia, defendiendo los ideales de Duarte y de las demás personas que entregaron hasta su vida por la causa de la libertad de la isla.
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